El frío que me abraza

Y después de luchar como suelo hacerlo, de pedir como también suelo hacerlo, no me queda más que ahogarme entre mis propias ganas, esperando concentrarme en lo que no siento para no estar ausente de mi misma...

En estos días contigo a mi lado, me desespera no poder comunicarme a pesar de hablar, de decirte y expresarte lo verdaderamente importante para mi, me desespera poner excesiva atención en todo lo que haces, en todo lo que dices, darte todo -y más allá de mi- y olvidarme que afuera existe un mundo que sigue girando y que por mucho y por tan poco que no me das, ese mundo se va con una parte de mi... con una fe que por saltos inconsistentes me abandona y me deja caminando al vacío sin esperanza...

Puedo caminar sola, lo sabes, puedo seguir con solo mis pies, lo sé... pero lo justo es que si estamos juntos, realmente estemos juntos... y sin embargo, duele más tu presencia que mi tan recurrida soledad...

Ya no sé como buscarte y me lastima que estés sin estar, porque al final sin culparme ni asumirte como cómplice en esta compañía sin compañía, he de responsabilizarme por qué al momento de sentir, yo y solo yo, sé lo que duele… sé lo tremendo que resulta “la nieve a todo el frío”, y sencillamente no sé como irme si tú sigues aquí…

Seguramente mañana será otro día, seguramente no es nada, no es cosa del otro mundo, es el desamor como lo dicen varios, es la no honestidad como le digo yo, es la historia que se equivoco al mezclarnos y pensar que podría sobrellevarse... soy yo... eres tú… es esta noche en la que el viento sopla fuerte y el frío cala aún más… son estas ganas de dar… es esta ausencia que no podía estar más acompañada, es lo que no puedo ser para estar contigo…es este abrazo que congela.