10.25.2004

Hablando de sueños, sueño... vivo: Soy.

Cuando hablo de sueño debería hablar de futuro, de esa pauta mágica que te da alas para seguir avanzando en esto que dicen es el presente.
Es tanto o tan importante como el amor, sin sueños y sin amor yo simplemente no vuelo, no camino y ni siquiera respiro. Que importa que digan que soy una soñadora, yo soy y ya.
A veces se me olvida que tengo que soñar, y es entonces cuando la nube de la amargura se posa sobre mi cabeza, esperando matarme con los truenos y rayos del recuerdo y la mala vibra. No obstante, es decir, después de una lluvia ácida e innombrable -por aquello de dejarse llover por el recuerdo-, me aventuro a seguir soñando y a realizar lo aprendido en los últimos años de mi vida: a luchar por lo que sueño.
Solo deseo que la terquedad por lo objetivo (lo siento, es a pesar mío lo que también he aprendido en esta tierra), no insista en derrumbarme como mujer guerrera y soñadora. Y es aquí donde libro mi mejor guerra, pese a la circunstancia seguir en pie de lucha.
No quiero dejar de soñar, no quiero dejar de ser... Quiero que mis alas se extiendan hacia la libertad, hacia cada uno de mis anhelos... Hacia los de la humanidad, por que aunque trate de ser egoísta no puedo dejar de lado que entre más gente trabaje y siga soñando si podremos trasformar esto en un mejor lugar para vivir. Aunque suene a sueño aun cuando parezca imposible, es como lo realmente importante y trascendente en todo nivel existencial, es cuestión de fe. Y yo cuando digo fe, digo vida, digo todo, digo: aquí estoy.

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