Frente a mi

Trastornada bajo los influjos del tranquilizante, veo pasar mis sueños, uno tras otro, tal cual los he deseado...

Es raro ser espectadora de algo que quiero sentir enormemente, quiero vivirlos... sin embargo los observo como si no fueran parte de mi y eso no es agradable, yo sé que son míos, que me pertenecen y por lo tanto no puedo estar ausente...

Me armo de valor y me enfrento a mi, mi mayor miedo, mi más grande guerra a vencer.

Directamente y frente a mi misma, a mis ojos afirmo: estoy contigo, no hay por que temer.