8.11.2005

Crónica de una muerte anunciada

De pies y manos
sujetados los sentidos
Y arrastrando nuestros cuerpos
hemos podido avanzar;
aun cuando el camino
falseado de un posible andar.

Hubo quien dijo tierra
para sembrarse en ella,
para ser bella flor.

Labíos y oídos
con mordaza y taperujos
de diarios televisivos
que dan claroscuridad
recorren nuestras venas
dejándonos en un rincón
de nuestra alma abierta
para vivirse en ella,
para ser nuestra voz.

Hubo entonces un país de apariencias
de libertades atadas.

Hubo entonces un país de inocentes,
de farsantes y creyentes.

No existió país más luz entre tanta obscuridad.

Ojos y alma
observando las heridas
del cuerpo que aún respiraba
comenzarón a gotear.

Y por entre sus manos
la hierba le echaba raíz.

Dijo un sentido: "Alerta,
que la muerte está cerca
y todavía no soy."

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*Crónica de una muerte anunciada, Darío Parga del material "Ecos".

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